Hace más de veinte años (a principios de los 90), cuando el río Órbigo a su paso por Vecilla era un lugar frecuentado por tod@s para ir a bañarse, en la llamada "playa de Vecilla", había un atracción particularmente divertida: un trampolín.
Dicho trampolín fue construido por Fausto Ferrero y colocado estratégicamente entre los árboles, en la orilla de Villabrázaro, con maderas a varias alturas, desde las cuales la gente se podía lanzar al agua.
Con este sencillo a la par que ingenioso invento, Fausto consiguió que la zona fuera frecuentada por muchísima juventud, tanto de los Valles como de la Vega. La chavalería conocía al famoso trampolín como "el palo", llegándose a contabilizar en una tarde de verano hasta doscientas personas.
Durante los años de auge de esa zona de baño, el palo continuó haciendo pasar buenos ratos a todos los que se atrevían a saltar, hasta que con el paso del tiempo, la playa de Vecilla dejó poco a poco de ser visitada por aquella generación de jóvenes, y por tanto, se fue asalvajando todo el entorno.
En 2006 aún se podía ver el árbol en el que se sustentaba el palo, aunque ya caído y casi rozando el agua, de forma que los que visitábamos Vecilla, todavía podíamos ver los restos del emblemático palo.
En 2011 ya había desaparecido totalmente, no solamente ese árbol, sino algunos más, y no quedaban huellas del esplendor de otros tiempos. Aún así yo sigo frecuentando el lugar y pasando unas tardes muy agradables en compañía de familia y amig@s.
Playa de Vecilla en 1992
El trampolín, conocido como "el palo", con el nombre de Fausto grabado en la madera superior
Vista de "el palo" desde el agua
El palo caído en 2006, visto desde la orilla de Vecilla de la Polvorosa
Bañándome en el lugar, en 2006