martes, 18 de diciembre de 2007
El merendero del plantío
Esta entrada ha surgido a partir de una conversación familiar, al desconocer mi hija que existió un merendero en el plantío. Creo que puede resultar interesante esta pequeña historia para los que la desconocen.
Este merendero estaba situado a la entrada del plantío, y estuvo abierto durante los años 40 hasta mediados de los 50, siendo un lugar de recreo donde acudían muchos benaventanos, por lo general juventud, que llegaban en el tren a Villabrázaro para bañarse en el río.
Asimismo, era punto de encuentro de los jóvenes del pueblo y los novios, que solían pasear los días de fiesta por el camino del plantío.
Era conocido como el "merendero" del Señor Bernabé, pues era quien lo regentaba, un paisano de Villabrázaro, que abría este pequeño negocio en verano, y el resto del año trabajaba como carpintero junto a su padre.
El merendero en sí, era pequeñito, con un techado y un mostrador. No recuerdo bien si había mesas, porque lo que me han contado es que la gente se reunía en la barra a tomar refrescos y alguna ración.
Para la época, era un bonito lugar de esparcimiento, donde las personas se podían encontrar para pasear y tomar algo, y también un pequeño "lugar turístico", que despertaba cierta curiosidad por ver quiénes acudían de Benavente, aunque tengo entendido que no había relación entre éstos que se iban a bañar y los lugareños, que simplemente iban a pasear.
Desconozco el motivo y la fecha exacta de la desaparición del merendero, pero sí sé que la gente de Benavente que solía acudir, dejó de hacerlo después de un lamentable accidente de un chico en el río.
Agradecería que pongáis comentarios con anécdotas, correcciones, detalles, datos, fotos, para completar lo más posible esta descripción
sábado, 1 de diciembre de 2007
El hinojo
El hinojo es una planta que crece abundamente en los caminos de Villabrázaro. Durante la Edad Media se consideró al hinojo como una planta mágica, capaz de deshacer los designios de la brujería. Era costumbre, la víspera del solsticio de verano, colgar un manojo de hinojo en la puerta de la casa para ahuyentar los malos espiritus.
Nosotros la recogemos por sus propiedades para equilibrar las funciones del sistema digestivo: favorece la digestión, contribuye a expulsar los gases, reduce la hinchazón y las flatulencias, aunque también posee otros beneficios medicinales.
Como es gratis, cualquiera que se pasee en verano por allí, puede recolectar.
El proceso es el siguiente. Cuando estén abiertas las flores amarillas, que generalmente es en agosto, te vas con unas tijeras y una bolsita, y empiezas a cortar los manojillos de flores. Un gran "criadero" este verano ha sido la cuesta de las escuelas. Seguidamente, se extienden y se dejan secar en un lugar sombreado, pues aunque no lo parezca, están húmedas.
Se van dando vueltas de vez en cuando, hasta que las flores se vayan reduciendo y tendiendo a quedarse molidas.
Una vez secas, se friccionan un poco con las manos para terminar de molerse, y se apartan los pequeños tallitos que hayan podido quedar unidos a las flores.
Después de molidas, se vuelven a dejar secar aún más hasta que se convierten como en granitos diminutos.
Cuando estén del todo secas, se envasan en un bote de cristal. Nosotros la utilizamos en tisanas, se cuece y filtra, y queda una infusión con exquisito sabor a anís. No tiene una caducidad definida, la recolección de un año puede usarse durante otros tantos.
Una vez que termina la floración, que suele ser en Septiembre, estas flores se convierten en grana, que también se recoge de la misma forma anteriormente descrita. La única diferencia es que se almacenan estos granitos que parecen anises. La eficacia es la misma, quizás un poquito más fuerte la grana.
Nosotros la recogemos por sus propiedades para equilibrar las funciones del sistema digestivo: favorece la digestión, contribuye a expulsar los gases, reduce la hinchazón y las flatulencias, aunque también posee otros beneficios medicinales.
Como es gratis, cualquiera que se pasee en verano por allí, puede recolectar.
El proceso es el siguiente. Cuando estén abiertas las flores amarillas, que generalmente es en agosto, te vas con unas tijeras y una bolsita, y empiezas a cortar los manojillos de flores. Un gran "criadero" este verano ha sido la cuesta de las escuelas. Seguidamente, se extienden y se dejan secar en un lugar sombreado, pues aunque no lo parezca, están húmedas.
Se van dando vueltas de vez en cuando, hasta que las flores se vayan reduciendo y tendiendo a quedarse molidas.
Una vez secas, se friccionan un poco con las manos para terminar de molerse, y se apartan los pequeños tallitos que hayan podido quedar unidos a las flores.
Después de molidas, se vuelven a dejar secar aún más hasta que se convierten como en granitos diminutos.
Cuando estén del todo secas, se envasan en un bote de cristal. Nosotros la utilizamos en tisanas, se cuece y filtra, y queda una infusión con exquisito sabor a anís. No tiene una caducidad definida, la recolección de un año puede usarse durante otros tantos.
Una vez que termina la floración, que suele ser en Septiembre, estas flores se convierten en grana, que también se recoge de la misma forma anteriormente descrita. La única diferencia es que se almacenan estos granitos que parecen anises. La eficacia es la misma, quizás un poquito más fuerte la grana.
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