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jueves, 7 de enero de 2021

Zamora

En verano de 2016 tuve la suerte de pasar un día en Zamora capital. Desde Villabrázaro está a unos 70 kms, y se llega enseguida, más ahora que hay autovía.
Harta de tanta visita, pero nunca de ocio, la pude disfrutar en todo su esplendor, quedándome maravillada por su románico, el encanto de las calles y el río. 

Aquí dejo un pequeño resumen, y os invito a que no os perdáis esta maravilla de ciudad.


Puerta Óptima o del Obispo, también conocida como Puerta de Olivares. Es otra de las puertas integrantes del primer recinto amurallado construido en Zamora en el siglo XI


martes, 15 de marzo de 2016

Crónica Negra

By María Eugenia Morro Geras

INTRODUCCIÓN

“Sólo tiene futuro aquél que investiga en el pasado, porque investigando en el pasado, se puede redescubrir en el futuro”. Robert Oppenheimer


Una tarde de sobremesa, estábamos hablando animadamente en casa. Había venido mi abuela, y el tema derivó al pueblo. Les comenté que me sonaban campanas de que había habido un asesinato en el Tamaral, y mi abuela Angela Alonso Aparicio, de 91 años, me contestó que sí, que la víctima había sido su abuelo, Dionisio Alonso Fernández.

Maria Eugenia: ¿Cómo que fue tu abuelo?
Abuela: Sí, mi abuelo, el padre de mi padre León
Maria Eugenia: ¡Madre mía, no tenía ni idea! Cuéntame por favor todo lo que sepas.

Lo que sabía es lo poco que había llegado a sus oídos. Su abuelo Dionisio volvía del Tamaral de cuidar unas vacas montado en una burra, y en el camino lo mataron con hoces dos sobrinos, que después escaparon a América. Los motivos creen que porque uno de los sobrinos estaba perdiendo la visión, y acusaba a su tío, el asesinado, de por medio del mal de ojo, causarle este daño.

Me sorprendió tanto que la cuestión se hubiera “zanjado” tan alegremente, que me propuse profundizar en el tema, no por venganza, pues los agresores eran igualmente parientes, sino por saber la verdad y que mi abuela la conociera, pues su padre nunca le había contado nada, ni a ella ni a nadie. El dolor y la pena que le causó este hecho, le sumió en el silencio toda su vida, y ni a ella ni a mi madre les relato nada de cómo falleció su padre en aquéllas horribles circunstancias.

En la actualidad, de todos los nietos de Dionisio Alonso Fernández, veintitrés, sólo viven mi abuela Angelita y su hermana Eulalia, por lo que había decidido, una vez concluida la investigación, mantenerla en el ámbito familiar. Esta narración está guardada en el cajón desde hace tres años, pero me he dado cuenta de que puede interesarle a otras personas, que son biznietos o tataranietos como yo, y en general, a cualquiera que le guste la historia y la antropología.

La tradición oral, tal y como pensaba, estaba distorsionada. No solamente los sobrinos no habían escapado a América, sino que hubo un juicio, en el que desfiló todo el pueblo, 131 testigos, en lo que se conoció como el tristemente célebre “Crimen de Villabrázaro”.


LA INVESTIGACIÓN

Todos los datos son extraídos de archivos oficiales, periódicos locales de la época y juzgados, y serán compartidos a lo largo de la entrada en ficheros en formato PDF para quien quiera consultar más a fondo.

Para saber si se tiene algún parentesco con el finado, comentar que los hijos de Dionisio Alonso Fernández eran:
- Guadalupe Alonso Olalla
- José Alonso Olalla
- Ángela Alonso Olalla
- León Alonso Olalla
- Marcelo Alonso Olalla
- Paula Alonso Olalla


LOS HECHOS

“Cuando un buen hombre es lastimado, todos los que llamaríamos buenos deben sufrir con él”. Eurípides

Los implicados en el asesinato fueron:
- Antonio Alonso Fernández, 72 años, hermano del asesinado Dionisio Alonso.
- Francisca Colinas Amañas, esposa del anterior.
- Aniano Alonso Colinas, 23 años, hijo de los anteriores, Antonio y Francisca.
- Miguel Alonso Colinas, 25 años, hijo de Antonio y Francisca.
- María Alonso Colinas, 29 años, hija Antonio y Francisca.
- Román Ramos Fidalgo, yerno de Antonio y Francisca. Marido de María.
- Tomás Marcos Alonso, 26 años, yerno de Antonio y Francisca.

Los hechos ocurrieron el 20 de julio de 1905. Dionisio Alonso Fernández tenía 62 años, y sus hijos León, José y Marcelo estaban fuera de Villabrázaro, segando en Tierra de Campos.

Esa fatídica tarde, se dirigió en su burrita al Tamaral, cerca del prado Las Mangas, donde tenía una finca con vacas. Estuvo clavando estacas en su propiedad, y a la vuelta hacia el pueblo, ya empezando a anocher, sobre las 22h. le asaltaron varias personas por la espalda, a golpe de hoz. Mientras su hermano Antonio vigilaba el camino, Aniano, Miguel, Román y Tomás (sobrinos y maridos de sus sobrinas) le agredieron con estas armas punzo cortantes, causándole infinidad de heridas por todo el cuerpo, siendo casi todas ellas mortales de necesidad.

El pobre Dionisio fue atacado tanto en la burrita como una vez en el suelo, con total ensañamiento. A pesar de su edad sexagenaria, era un hombre de una constitución hercúlea, pura fibra y en muy buen estado de salud, con lo cual habría podido defenderse con el mazo de clavar estacas que llevaba en la mano si no hubiera sido por la traición con que fue asaltado.

Apenas tuvo tiempo siquiera de pedir auxilio. Unos gritos de “¡favor!¡socorro!” alertaron al secretario del pueblo, Dimas Coomonte Arias, que casualmente venía de cuidar una tierra por el camino de Manganeses, aunque después de bordear el Reguero, apenas pudo llegar al lugar de los hechos y escuchar un último suspiro “¡ay de mí!” al infortunado Dionisio, que yacía tendido en un gran charco de sangre.

Rápidamente fue a dar alarma en el pueblo, y acudió la gente con faroles, pero poco se pudo hacer en esa noche tormentosa, pues Dionisio había muerto de una fuerte hemorragia traumática. En el lugar se encontró un sombrero, una manta y un garabito o cacha, pertenecientes a Aniano.

Las autoridades se pusieron en marcha, se le practicó la autopsia a Dionisio, y se apresuraron las investigaciones, que dieron como resultado la imputación de los siete arriba mencionados. Francisca y su hija María fueron procesadas por encubrimiento. Todos tomaron parte directa o indirectamente en la muerte.

Aniano Alonso Colinas huyó esa misma noche campo a través a Portugal, con la idea de embarcarse a América.

La premeditación del asesinato era evidente, pues el domingo anterior al suceso había estado un agente de embarques de Astorga comiendo en casa de Antonio Alonso para organizar el viaje de Aniano a Buenos Aires vía la Coruña. Asimismo, días antes fue a Benavente y vendió una pareja de bueyes por 2.500 reales para tal fin.

Encontrar a Aniano y extraditarlo a España fue ardua tarea que se dilató meses, pero una vez en Benavente, fue llevado a la cárcel, al igual que Román, Miguel y el resto de la familia de los “pescadores”, que estuvo en prisión provisional, a la espera del juicio, demorándose éste dos años, ya que se celebró en 1907.

El móvil del crimen nunca quedará claro, pues ambos hermanos, Antonio y Dionisio, estaban en desavenencias antes del suceso, bien sea por unos conejos que robó Aniano a Dionisio, bien por querer comprar los dos una misma casa, o bien por la creencia en la superchería de que el joven Aniano, que padecía de la vista desde hacía años, estaba siendo objeto de mal de ojo por parte de su tío Dionisio, según un vidente (“sabio”) al que consultó.


 Los hechos según la fiscalía (13/11/1906)

El crimen


El lugar del asesinato, el Tamaral (al fondo) visto desde el Camino de las Mangas


Lugar aproximado del asesinato, marcado con un punto rojo


EL JUICIO

“La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad”. Sir Francis Bacon

El juicio fue por Jurado Popular (12 personas), y se desarrolló en el juzgado de Benavente durante los días 26, 27, 28 y 29 de Junio de 1907.

Previamente había sido aplazado en dos ocasiones, con motivo de la muerte de Aniano Alonso Colinas y Román Ramos Fidalgo en la cárcel de Benavente, por lo que transcurrieron dos largos años entre el crimen y el juicio.

Aniano, una vez traído a España, se autoinculpó del asesinato, diciendo que era el único autor material de los hechos, para que de esta manera liberaran al resto de su familia. Murió el 23 de octubre de 1906, a causa de la tuberculosis, o “tisis galopante”, como recoge al acta de defunción. Ya había sido observado por médicos en prisión de que mostraba signos de escrófula, un tipo de tuberculosis, que probablemente le afectó a la vista, pues tenía leucoma en ambos ojos. Una enfermedad y no mal de ojo, como toda la familia creía, era la causa de su dolencia.

Acta de defunción de Aniano Alonso Colinas


Román Ramos Fidalgo falleció también en la cárcel el 23 de abril de 1907, aunque no he podido averiguar cuál fue la causa.

Ahora ya sí toca comenzar el juicio. De parte del fallecido Dionisio Alonso Fernández, el fiscal Lisardo Sánchez Cabo y el abogado de la acusación privada, Sergio Delgado.
De parte de los “asesinos”, cuatro abogados defensores: Asterio Cadenas, Joaquín Ramos, Luis Antón y Enrique Alonso Morante,  y dos procuradores: los señores Arranz y Gómez.

Sentados en el banquillo de los acusados, los cincos procesados: Antonio Alonso Fernández, Francisca Colinas Amañas, Miguel Alonso Colinas, María Alonso Colinas, y Tomás Marcos Alonso, que pasan a declarar ante el Tribunal.

Es muy interesante leer con detalle todo lo que comentan, no tiene desperdicio, pues se ve lo aleccionados que estaban por su defensa para salir airosos de este trance. Por lo extenso del contenido, no lo voy a incluir aquí en texto, sino que remito a que se lean los ficheros PDF’s tanto de El Heraldo de Zamora como de El Correo de Zamora.

El nexo común de los cinco es que niegan todo conocimiento sobre los hechos, responden con negativas o excusas, o directamente con mentiras y contradicciones, quedando éstas patentes al contrastarlo con el sumario y dar lectura a los folios donde aparecen sus anteriores declaraciones: nada coincide.

A continuación viene la prueba pericial, a la que comparecen dos médicos, uno de Benavente y otro de Villabrázaro, que explican con gran certidumbre y conocimientos científicos la cantidad y clase de heridas recibidas por el interfecto, quedando demostrado que las armas fueron hoces, que Dioniosio era un “Hércules” que podría haberse defendido ante un solo adversario, y la convicción de que fueron varios los asaltantes, por la forma y contundencia de las lesiones.

Más adelante pasan a declarar los 131 testigos. En realidad no tantos, pues muchos no acuden al juzgado. Casi todos coinciden en que los rumores apuntan a Aniano y su familia como autores del homicidio. En ningún momento nadie puede asegurar que sean ellos, sino que se hacen eco de lo que se comenta en Villabrázaro.

Después de la declaración de tantos testigos, se da lectura a la prueba documental, y seguidamente viene la gran sorpresa para mí de todo el proceso: el fiscal retira la acusación contra los cinco procesados por falta de prueba. Dice literalmente que “no encuentra pruebas suficientes para acusarles”.

No sé si verdaderamente lo consideró así, si recibió algún tipo de presión o de “unte”, la cuestión es que el abogado de la acusación privada, el señor Delgado, se queda estupefacto.
El señor Delgado retira la acusación para tres de los procesados, manteniéndola para Antonio Alonso Fernández y su hijo Miguel Alonso Colinas. De esta manera fueron puestos inmediatamente en libertad Tomás Marcos, Francisca Colinas y María Alonso.

El abogado de la acusación privada, Sr. Delgado, se encuentra sin fuerzas para seguir acusando a los dos que quedan en el banquillo, ya que esperaba ánimos y fuerzas del señor fiscal, pero ve con tristeza que está solo y abandonado.

Escena de "Conspiración de silencio"
Aún así formula su acusación con brillantez, haciendo una profunda crítica al pueblo de Villabrázaro, al que prácticamente acusa de una “Conspiración de silencio”, como la famosa película.

Comenta literalmente: “¡Pero no sé qué ha pasado aquí, esto ha sido como un fuego fatuo, ha sido como una luz que se extingue. Aquí se ha querido echar un velo sobre el pasado. Si el pueblo consta de 100 vecinos, 99 y medio sabían quiénes habían sido los autores. Allí había un alcalde, allí había un juez, pero ninguno de ellos ha auxiliado a la Justicia para el esclarecimiento”

Continúa diciendo que Villabrázaro “es un pueblo refractario, que bien por miedo o bien por conmiseración, no ha querido contribuir al esclarecimiento del crimen”.

Con lo cual ya se puede imaginar el fallo dictado por el Tribunal Popular: no culpables. Absolución y libertad para todos.

Juicio en el Heraldo de Zamora
Juicio en el Correo de Zamora (falta el último día por pérdida en el archivo)
Sentencia original
Sentencia mecanografiada


DOCUMENTACIÓN

Los ficheros están en orden cronológico, y se ha bordeado con un cuadrado rojo las noticias referentes al caso para localizarlas más fácilmente.

Primera pista para encontrar todo lo demás. El Adelanto de Salamanca (14/11/1906)
Primera reseña en el periódico, con los hechos imprecisos y erróneos. El Heraldo de Zamora (21/07/1905)
La policía busca al asesino. El Heraldo de Zamora (24/07/1905)
Se emplaza y cita a Aniano Alonso Colinas. El Heraldo de Zamora (03/08/1905)
Las autoridades portuguesas conceden la extradición a Aniano. El Heraldo de Zamora (16/10/1905)
Las autoridades portuguesas no se presentan con Aniano en la frontera para su extradición. El Heraldo de Zamora (27/10/1905)
Aniano ha sido por fin apresado en Portugal. El Heraldo de Zamora (04/11/1905)
El gobernador civil de Salamanca pone a Aniano a disposición del juez de Benavente. El Heraldo de Zamora (29/11/1905)
Señalamiento de juicio por jurados. El Heraldo de Zamora (15/11/1906)
Suspensión del juicio. El Heraldo de Zamora (16/11/1906)
Se señala fecha para juicio. El Heraldo de Zamora (22/12/1906)
Se señala fecha definitiva para el juicio y se recoge la muerte de Román. El Heraldo de Zamora (23/04/1907)


CONCLUSIONES

“La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo”. Isabel Allende

Aniano y Román pagaron ante la justicia divina, al fallecer en prisión, pero nadie pagó en la Tierra por este crimen. Una historia bastante triste, que hace reflexionar sobre muchos aspectos de la convivencia humana.

No se sabe qué fue de los cinco procesados, supongo que unos se quedaron en el pueblo y otros se fueron a otras provincias o incluso al extranjero.

Esperemos que Villabrázaro nunca tenga que vivir un hecho semejante, pero si así fuera, que el miedo no atenace a nadie y se esclarezca la verdad, pues un mal endémico de todas las comunidades rurales es a veces esa convicción de saber algo y no decirlo por temor a las consecuencias.

Desde aquí este homenaje a un hombre bueno, mi tatarabuelo Dionisio Alonso, a su memoria, porque él merecía ser recordado (D.E.P.).


AGRADECIMIENTOS

- Angela Geras Alonso
- Jesús Callejo Cabo
- Herel
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica
- Maria Concepción González Diaz De Garayo, directora de la Biblioteca Pública de Zamora
- Florián Ferrero Ferrero, ex-director del Archivo Histórico Provincial de Zamora

lunes, 12 de octubre de 2015

Pozo de las aguas

El pozo de las aguas es todo un símbolo en Villabrázaro, pues durante muchos años abasteció de agua potable a la localidad. A raíz de ponerlo en funcionamiento, el agua limpia llegó a las seis fuentes del pueblo, una gran comodidad para el momento, pues de lo contrario había que ir a las fuentes manantiales, al río, a los pozos y otros lugares. De esta manera, en 1958, el pueblo se modernizó y pudo ser la manera en que las tuberías subterráneas atravesaron el municipio, para más adelante, conectar cada vecino el agua corriente a su casa.

Las fuentes de Villabrázaro eran iguales a ésta que se conserva en San Román del Valle


Con la ayuda de un motor, se extraía el agua del pozo, que iba a parar al depósito, el cual al estar en una zona elevada, distribuía por el pueblo el cristalino líquido.

Entró en funcionamiento en diciembre de 1958 y trajo un gran confort a todos los vecinos y un gran júbilo.

Cuando iba con mis hijos al río, en esas calurosas tardes de verano, a "Donde cortó el río" o "Donde cruzaban las vacas", siempre veíamos el pozo de las aguas, pues quedaba cerca de un puentecillo para cruzar el canal.

Ha sido una pena acercarme el mes pasado y ver tan abandonado ese camino antiguo, todo lleno de maleza y complicado el acceso. Aunque ya no cumpla su función de antaño, quizás sería bonito restaurarlo un poco, adecentarlo y colocar un banco para que la gente vaya hasta allí de paseo, pues si de algo disfruta, es de excelentes sombras.



Periódico completo "Imperio" en PDF del día 12 de diciembre de 1958. La información referente al pozo de las aguas está en la página 5

Recorte del periódico "Imperio" del 12 de diciembre de 1958 hablando de la inauguración de las seis fuentes: "El entusiasmo del público fue delirante"

Extracto del texto del periódico donde se citan personas del pueblo:
"[...] A la entrada de Villabrázaro esperaban a las autoridades antes mencionadas el vecindario en masa. Los niños portaban banderas nacionales y del Movimiento, y las gentes, entusiasmadas, no cesaban de aclamar a las personalidades citadas, a las que dieron la bienvenida el alcalde y el jefe local, don Aurelio Delgado; Jefe de la Hermandad, don Maximiano Delgado; Juez de Paz, don Agustín Llamas; secretario del Ayuntamiento, don Baldomero Ramos; cura párroco don Porfirio Alfayate; médico don Servando Charro; maestra nacional, doña Purificación Riesco y maestro don Virgilio Ramos."

(Pulsar en la foto para hacerla más grande)

Vista lateral del pozo de las aguas

Vista frontal de entrada al pozo de las aguas

Vista trasera del pozo de las aguas
Entrada relacionada: El agua

martes, 8 de septiembre de 2015

Pintura del barquero

El pasado domingo 6 de septiembre pintaron la caseta de la plaza de Vecilla de la Polvorosa. Ha quedado un hermoso graffiti en homenaje al barquero de Pobladura, Rosendo, que cruzaba a las personas que querían pasar de la zona de la Vega al otro lado del río y viceversa, antes de construirse el puente de Fresno de la Polvorosa.

Aparece tirando de la maroma que le ayudaba a transportar la barca, y que tantas veces hizo el magnífico servicio a los habitantes de los pueblos de la zona. Tiempos pasados que hay que recordar para valorar lo que trabajó Rosendo y lo que tenemos en la actualidad.


lunes, 17 de agosto de 2015

Misa en el Convento

El Convento no siempre ha estado derruido. Aún lo recuerdo en sus tiempos de esplendor, con la iglesia en perfecto estado y una actividad normal.



Un día grande en la zona fue el 30 de junio de 1957, cuando cantó misa el Padre Julio Morán Ramírez, a los 25 años. El Padre Julio es natural de San Román del Valle, con lo cual sería doblemente emocionante "iniciarse" en el sacedorcio en su pequeño pueblo.

Recuerdo que fui de pequeñita con mi abuela. Estaba lleno de gente, y la misa fue muy solemne, pues el Padre Julio estaba rodeado de personas muy importantes en su vida, sus padrinos religiosos y seglares, así como el orador sagrado. Los padrinos seglares de honor eran de Villabrázaro: D. Culmancio Valle Valle y D.ª Tránsito Sobejano de Valle.


Desde entonces, tengo guardado con cariño el recordatorio de este acontecimiento, y me pregunto cómo es posible que en tan pocos años el Convento haya quedado en tan lamentables condiciones, con lo bonito que era.

sábado, 14 de diciembre de 2013

El farolillo de mi abuelo

Mi abuelo León
En casa siempre aparecen objetos curiosos, y a éste le tengo un gran cariño, pues es un recuerdo del pasado laboral de mi abuelo León Alonso Olalla, que fue guarda de noche en la RENFE, en los años 20 del siglo pasado.

Mi abuelo después de trabajar en la cantera, se empleó en la RENFE, y durante toda su vida hasta su jubilación estuvo en la compañía desempeñando diferentes labores, compaginándolas como podía con sus tareas del campo.

Su misión como guarda era dura, pues consistía en vigilar durante toda la noche la vía, haciendo el recorrido desde la Casilla del Bebedero, que estaba en el cruce con la carretera de Manganeses, hasta Pobladura, más de 8 kms, que caminaba varias veces de ida y vuelta.






En aquellos fríos inviernos, de viento, lluvia, nieves, cencelladas y demás inclemencias, iba todo lo abrigado que podía, con su capote, gorro, leguis y zapatos fuertes, acompañado de su fiel perrito pequeño y negro Clavelín.
También llevaba su eterna pitillera para fumar de vez en cuando, su mechero de mecha y su reloj de cadena en el chaleco para saber las horas a las que pasaban los trenes.

Mechero de mecha, pipa y cigarros liados por mi abuelo que conservo actualmente con cariño


A lo largo del recorrido había cinco casillas: la del Bebedero, la del Monte, la del Sierro, la del pueblo y la de Paladinos.
En la casilla del pueblo vivían los padres de Eloína y Elena, en la del Sierro el señor Jacinto y la señora Demetria (padres de Paca).
Curiosamente, aún no existía el apeadero en el pueblo, fue inaugurado en 1935, con lo cual la gente no podía coger el tren en Villabrázaro, tenían que ir a Pobladura del Valle o a Benavente.

Casilla de Villabrázaro, en la línea Palazuelo-Astorga

Detalle del Punto Kilométrico de la casilla del pueblo

El apeadero NO existía en aquella época, fue inaugurado en 1935. Punto Kilométrico: 293,296

Indicador del paso a nivel sin barreras en la plaza de arriba, calle de las Bodegas


El farolillo era la única iluminación que llevaba mi abuelo, con aceite como combustible. Tenía una luz frontal blanca, con la que iba mirando cuidadosamente toda la vía, para comprobar si existía algún defecto o avería. Los laterales estaban cerrados con una tapa corredera, y si todo era normal, levantaba la tapa del lado de la luz verde y hacía señales al tren nocturno para que pasara, indicando que todo iba bien.
Por el contrario, si hallaba alguna anomalía, elevaba la tapa del lateral con el cristal rojo para indicar precaución y que el tren aminorase la marcha.

Por la mañana, una vez terminado su turno, iba a Pobladura a dar el informe de lo acontecido al capataz.
Después de unos años de realizar este trabajo, pasó a desempeñar otras obras dentro de la brigada.

Tramo de la vía de Zamora a Astorga, en la zona de la Cantera, que tantas veces recorrió mi abuelo

Farolillo con la puertezuela abierta. Se puede observar el interior y cómo habría una mecha alimentada por aceite

Farolillo con la tapa lateral del cristal rojo semiabierta

Farolillo con la luz blanca frontal, como si fuera una linterna, con la que mi abuelo iba observando la vía

Farolillo con la luz lateral verde, indicando que todo está correcto y el tren puede seguir su camino

 Farolillo con la luz lateral roja, indicando que hay alguna avería y el tren debe circular con precaución

© Ángela & Mª Eugenia

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